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Vino y circo en Querétaro

Actualizado: 20 oct 2020


En el mundo se dice mucho del buen ambiente que tenemos los latinos y cuando se habla de México en particular la palabra es fiesta, así que si actualmente tenemos una gran cantidad de estados productores de vino, pues vámonos de fiesta a los viñedos de Querétaro.

Antes de entrar de lleno a la diversión, iniciaré contándote que históricamente México ha sido un país muy vinculado al vino, pues los españoles a su llegada fueron descubriendo que en el “Nuevo Continente” ya había vides silvestres, que eran consumidas por algunos de los pobladores y aunque no se sabe si esto llevaba algún proceso de fermentación, esto les dio una idea, pues es bien sabido que éstos amigos suelen ser buenos consumidores de vino, así que después de la “conquista” por allá del año 1521 decidieron fomentarla ya con un sentido de consumo y a la par trajeron variedades españolas, llegando a producir por decreto superior, una gran cantidad de vino con numerosas hectáreas destinadas para estos fines y además se ordenó que de aquí se enviaran viñas y olivos para su cultivo a toda la Nueva España y finalmente en México nació la primera casa vinícola del continente americano, la llamada bodegas de San Lorenzo, actualmente más conocida como Casa Madero… ¡Momento! ¿Entonces por qué México tiene cierto desfase en relación a la producción de vino de otros país al sur del continente?, pues la razón es simple, en estas tierras se llegaron a tener más hectáreas sembradas que en la península ibérica y eso no le gustó a la corona española que de inmediato ordenó la prohibición de nuevos cultivos y en México fue donde mayormente se resintió la pausa, pues aunque no se lograron detener totalmente las producciones, si fue acá donde mayor impacto hubo.

Iniciando el viaje con barriga llena

Hay veces que uno amanece con ganas de algo diferente y recientemente habíamos visto algo de Viñedos la Redonda, por lo que no fue difícil pasarlos rápidamente de alternativa a plan, pues están ubicados en el municipio de Ezequiel Montes a más o menos tres horas de la CDMX.

Tip: Si viajas de la CDMX, la salida puede ser un poco complicada, pero una vez pasando la caseta de Tepotzotlán las cosas mejoran; es una autopista en buenas condiciones y solamente tienes dos casetas en el trayecto, sumado ambas MX$166 (US$8.30), aunque por otro lado la empresa Turibus tiene convenio y ofrece la experiencia del festival incluyendo el traslado en sus emblemáticos camiones rojos.

Al definir la fecha resultó que coincidía con el “Wine Circus Fest & Music” y sin duda eso es mejor que tan solo visitar los viñedos y las bodegas en sí, investigamos un poco de qué trataba e identificamos que sería su cuarta edición, lo cual nos hablaba de algo probado y exitoso, así que debíamos ir hacía esa región que desde hace algunos años ha destacado en su vino, mejorando con el tiempo significativamente tanto en cantidad como en calidad, formando parte de la llamada “Época dorada del vino mexicano”, que esperamos se prolongue por siempre.

El viaje comenzó con una salida relativamente temprano, pues la intención siempre es desayunar en el camino y cuando el rumbo es en aquella dirección es inevitable pensar, suspirar y babear por barbacoa, así que después de un trayecto de una hora y media llegamos a la zona de Palmillas, aunque se le conoce mejor como Santiago, pues antes sólo había un pequeño restaurante con ese nombre que adquirió mucha fama y aunque actualmente hay al menos tres o cuatro locales más ofreciendo lo mismo, éste sigue siendo la referencia. Yo he comido en casi todos ellos y no podría decir que alguno fuera muy superior o inferior a los demás, así que cualquiera será una buena experiencia. Mi dosis siempre es muy parecida; me gusta pedir un par de tacos de espaldilla, pues aunque es un poco más grasosa, eso le da una consistencia suave y jugosa, los acompaño con un consomé y una quesadilla perfectamente gratinada, a la que le agrego carne de los tacos; a todo esto se le puede agregar cebolla, cilantro, limón y picante al gusto. Te aseguro que con esta dosis siempre sentirás que vale la pena arrancar el día con una sonrisa.

Tip: Los lugares más famosos son Santiago y El Carnalito, ambos son buenas opciones y es mejor que te decidas por el local y el espacio, pues suele haber mucha gente y cuando vas de pasada lo que menos quieres es esperar. El costo promedio de un desayuno por persona puede ser de unos MX$200 (US$10), aunque si vas en grupo vale más la pena pedirlo por kilo.

Continuamos nuestro viaje y para fortuna ya solo falta una hora de camino, hay que retomar la autopista a Querétaro para desviarnos hacia San Juan del Río sin entrar al centro de la ciudad, tomando dirección al pueblo mágico de Tequisquiapan (Lugar del que te contaré en una próxima publicación de este blog), el cual debes pasar de largo con rumbo a Ezequiel Montes sobre la misma carretera, en la cual podrás encontrar diversos balnearios de aguas termales, que en diferente forma operan desde la época prehispánica y que desde la llegada de los españoles se fueron consolidando, un poco más adelante comenzarás a ver algunos viñedos y entre ellos a tu mano derecha nuestro objetivo, La Redonda.

El Festival

Por ser un evento especial con mucha captación de gente, encontramos que la entrada principal estaba cerrada y personal del staff nos indicó que el estacionamiento estaba más adelante; un terreno contiguo, amplio y perfectamente ordenado. En la entrada peatonal, te hacen una revisión con la finalidad de que además de cuidar la seguridad, se prohíba el ingreso de alimentos y bebidas, pues a eso es a lo que se viene en eventos así; el vino local y la variada gastronomía que ofrecen. Una vez que ingresas vuelves a hacer una fila, pero ésta es una más divertida que la anterior, ya que aquí el objetivo es recoger una copa conmemorativa llena de vino de la casa, la cual todos recibimos como del cielo, pues el clima amenazaba con ser ‘deshidratador’ y no es porque ya me esté justificando para beber, sino porque vaya que suele hacer calor en la zona, por ello una gorra o mejor aún, un sombrero y protector solar pueden ser tus mejores acompañantes.

Tip: Los costos de los boletos pueden variar y en esta ocasión iban desde los MX$200 (US$10) para grupos mínimo de 20 personas hasta MX$400 (US$20) en admisión general y aunque hay mesas reservadas por $6,000 (US$300) o carpas VIP por $10,000 (US$500), yo te sugiero que llegues temprano, busques un buen lugar en las mesas libres o bajo alguna sombra como fue nuestro caso, para que de ahí no te muevas, de tal forma que se vayan turnando entre todos para ir a comprar cosas.

El evento abre sus puertas a las 11 hrs., pero aun llegando al medio día encontrarás buen lugar para disfrutar todo. Nosotros teníamos ya algo de experiencia y llevamos una pequeña hielera que nos ayudó a mantener a buena temperatura nuestros vinos y al ser un grupo, algunos se quedaban cuidando el lugar y las cosas en los que los demás nos movíamos. En esta ocasión el lugar que seleccionamos fue a un costado de una carpa, que al ir cayendo el sol fue dando más y más sombra, teniendo de frente el escenario de música sin estar tan cerca, pues el vino se disfruta mejor con una buena platica y música de fondo. A lo largo de la tarde hubo varias participaciones musicales, que fueron del Jazz a covers de rock, pasando por un poco de folk, funk y soul que sumados a algunos espectáculos circenses y diferentes variedades de vino, aseguraban una buena tarde.

Pero no hay tardes perfectas aún con buen vino, para ello se necesita buena comida, por lo que todo el montaje para la parte gastronómica cerró el evento con broche de oro, por un lado se colocaron diferentes Foodtrucks muy cerca del escenario musical, que ofrecían desde las clásicas hamburguesas, costillas a la parrilla y diferentes snacks, mientras que por el lado opuesto y más cerca de la entrada había toda una plataforma techada con más opciones, solo que en este caso la oferta iba desde tacos de cortes de carne, algunas cosas de parrilla argentina, ensaladas, costillares, paella, helados y elotes entre otras cosas. En esta sección la comida era un poco más formal y por ello estaba cerca de una gran carpa con mesas y sillas perfectamente montadas, con la finalidad de que en complemento con la otra sección uno pudiera escoger y hacer su propio festival.

Dicen por ahí que cuando uno se queda con ganas de más, no es para sentir que algo faltó sino para que quede vivo ese interés por regresar y repetir la experiencia en tu propia mejor versión... En mi caso, aspiraré a complementar mi visita a los viñedos con un recorrido por los mismos pero desde el aire, pues también ahí puedes tomar el servicio de Helitour (previamente reservado), que consiste en un recorrido en helicóptero por los viñedos, pero sobretodo con la vista desde las alturas del tercer monolito más grande mundo, La peña de Bernal, del cual también te contaré en otra publicación en este blog.


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